2/28/19

El Caracazo

27 y 28 de febrero de 1989

Estela tiene apenas semanas del embarazo de Saida, mi primera hija, quien nacio el siguiente 12 de septiembre

El 27 no vi casi nada; en la tarde llegando de clases en la USB me entero de que hay "disturbios en Parque Central". Una estudiante de mi universidad es asesinada a unos metros de La Hoyada; venía en el mismo autobús que yo, se bajó mas adelante y caminaba hacia el metro. Me entero por una llamada a eso de las 7 de la noche. La madrugada del 28 escucho a lo lejos el bramido de la multitud enfurecida saqueando la OCP (antigua tienda VAM)

la mañana del 28, obvio ya se sabe qe no se puede salir a la calle. Veo por RCTV el saqueo del mercado de Guaicaipuro, y un muchacho pasa en vivo con un saco de zapatos deportivos, segundos  luego camina enfrente de mi casa, con un hombre cargando media res en sus hombros. Eran como las 9 de la mañana

saquean el CC San Bernardino y la tienda SuperVolumen, en donde a crédito compré mi primer TV y mi primer VHS; la tienda resulta arruinada.

como a las 11 saquean los locales comerciales en la calle Tachira de Guaicaipuro. Un dueño de una tienda de reparacion de TV's y esas cosas,  dispara al aire tratando de proteger sus bienes;  la gente impávida destruye el local; lo sujetan unos vecinos para que no mate a nadie.

Cerca de las 2 de la tarde llega el ejercito a mi calle; los trajo la dueña de la distribuidora de maquinas de escribir y equipos de oficina Trump, y los FAL cantan su cancion. Nadie fallece en esa calle, pero un par de horas despues pasan las camionetas pickup con los muertos del barrio adyacente tirados como perros atrás. Solo la fabrica de mermeladas y flanes ADA sobrevive ese dia sin daños; en la noche los soldados igual la abren y sacan los costales de azucar, leche y colorantes, mientras liberan a los detenidos. Por supuesto que bien servidos se dieron los dueños de ADAs por que su local no sea quemado... la maquinaria y las oficinas no resultan perjudicadas

El miercoles y jueves continuaron los enfrntamientos en algunas zonas de Catia. Los soldados que tomaron mi calle recibieron agua, comida, refrigerios de los vecinos, e incluso alojo en los portales de las casas. Ningun habitante de las casas adonde residia "gente de bien" participó en el desastre: por ello ayudaban a los soldaditos, para que nos protegieran de los marginales, pues en muchas zonas - acabados los comercios - estaban ingresando a saquear las casas de habitación

Yo estaba a punto de cumplir 21 años.

No hay comentarios: